No es fácil entender la psicología
etíope. En los tres meses que llevo aquí todavía no entiendo bien
cómo funcionan las relaciones sociales con los etíopes. Hace unas
semanas alguien llamó a la puerta de mi aula en la universidad
mientras daba clase. Era un etíope más o menos de mi edad. Quería
hablar conmigo. Le dije que esperara a que terminara. Cuando por fin
pudimos hablar pone encima de la mesa un carnet y me dice que es
periodista. Que trabaja en una cadena de radio privada en Addis y que está
pensando en hacer un programa sobre España y el español en Etiopía. Que si me gustaría colaborar con él. Me pareció una idea
muy interesante, así que me mostré entusiasmada. Me pidió el
teléfono y el email y se fue con un “Ok. Thanks. I'll call you”.
A los pocos días me llama y me
pregunta cómo estoy y poco más. Le pregunto para qué es la llamada
y dice que solo quería tener buena comunicación conmigo. Colgué
sorprendida pero no le di más vueltas. Un par de días más tarde
vuelve a llamarme y concertamos una cita en un bar cerca de mi casa a
las cinco de la tarde. Mientras espero sentada dentro me llama y
dice que salga, que está afuera. Y ahí estaba. Montado en un
cochazo. Con sus gafas de aviador y su reloj reluciente. Encantado de
conocerse y de que yo lo viera, claro. Como un pavo desplegando todas
las plumas. Me acerco y se ofrece a llevarme a un restaurante que es
famoso por el pollo y la cerveza. Nada barato, por cierto. Insisto en
que quiero quedarme en el bar en el que estoy. Aparca y entra. Nos
pedimos un café y se pone a hablar de todo menos del programa de
radio. Yo focalizo el tema y le pregunto cuál es el propósito de mi
colaboración. Y ahí es cuando él me dice que solo quería
conocerme, que verdaderamente es periodista pero que no hay tal
programa sobre España. Ni corto ni perezoso me cuenta que cuando le
di mi número de teléfono se puso tan contento que incluso llamó a un amigo
para contárselo. Me quedo muda. Perpleja. Él parece contento e
insiste de nuevo en llevarme al otro bar. Pasan por mi cabeza mil y
una preguntas que no verbalizo mientras me tomo el café: ¿cómo me
ha encontrado este tipo en la facultad?, ¿se ha montado un plan para
llegar hasta mí?, ¿cómo no fui lo suficientemente lista para verlo
venir?, ¿qué idea tiene de la mujer que piensa que puede
impresionarme con un coche y un buen restaurante? En fin. Le pido
disculpas y le digo que me tengo que ir. Que solo quería una
relación profesional. Al
llegar a casa tengo un mensaje que dice: ¿Qué es lo que he hecho
mal?
Non é fácil entender a psicoloxía etíope. Nos tres meses que levo aquí aínda non entendo ben como funcionan as relacións sociais cos etíopes. Hai unhas semanas alguén chamou á porta da miña clase na universidade mentres daba aulas. Era un etíope máis ou menos da miña idade. Quería falar comigo. Díxenlle que esperase a que terminara. Cando por fin puidemos falar pon encima da mesa un carné e dime que é xornalista. Que traballa nunha cadea de radio privada en Addis e que está a pensar en facer un programa sobre España e o español en Etiopía. Que se me gustaría colaborar con el. Pareceume unha idea moi interesante, así que me mostrei entusiasmada. Pediume o teléfono e o email e foise cun "Ok. Thanks. I'll call you".
Aos poucos días chámame e pregútame como estou e pouco máis. Pregúntolle para que é a chamada e di que só quería ter boa comunicación comigo. Colguei sorprendida pero non lle dei máis voltas. Un par de días máis tarde volve chamarme e concertamos unha cita nun bar preto da miña casa ás cinco da tarde. Mentres espero sentada dentro chámame e di que saia, que está fóra. E aí estaba. Montado nun cochazo. Coas súas lentes de aviador e o seu reloxo relucente. Encantado de coñecerse e de que eu o vise, claro. Como un pavo despregando todas as plumas. Achégome e ofrécese a levarme a un restaurante que é famoso pola cervexa e o polo. Nada barato, por certo. Insisto en que quero quedarme no bar no que estou. Aparca e entra. Pedímonos un café e ponse a falar de todo menos do programa de radio. Eu focalizo o tema e pregúntolle cal é o propósito da miña colaboración. E aí é cando el me di que só quería coñecerme, que verdadeiramente é xornalista pero que non hai tal programa sobre España. Nin curto nin preguiceiro cóntame que cando lle dei o meu número de teléfono púxose tan contento que mesmo chamou a un amigo para contarllo. Quedo muda. Perplexa. El parece contento e insiste de novo en levarme ao outro bar. Pasan pola miña cabeza mil e unha preguntas que non verbalizo mentres tomo o café: como me atopou este tipo na facultade?, montouse un plan para chegar ata min?, como non fun o suficientemente lista para velo vir?, que idea ten da muller que pensa que pode impresionarme cun coche e un bo restaurante? En fin. Pídolle desculpas e dígolle que me teño que ir. Que só quería unha relación profesional e que aquilo estaba moi afastado diso. Ao chegar a casa teño unha mensaxe que di: Que é o que fixen mal?
Déixasme de pedra, mais soubeches xestionalo moi ben, como ti es!!!
ResponderEliminarEstoy flipando, desde luego las formas son de lo más siniestro y tú reaccionaste con mucha elegancia para lo que el tío se merecía. Investiga un poco entre la gente de la universidad, pero seguro que la presencia de una profesora blanca, sociable y entusiasta habrá desatado múltiples comentarios, la mayoría inocentes y otros con doble intención.
ResponderEliminarCuídate mucho,
Bisous
jajja o home aínda se debe estar preguntando que saiu mal, cochazo, invitación a restaurante caro,... ajaj
ResponderEliminarMoi bo o título da entrada...
Jajajakakak....supongo que a ti no te haria moita gracia....solo que si lo lees como lo cuentas y desde la distancia e imaginando tu cara y a ti en conjunto provoca muchisima risa....de verdad, es de esas anecdotas que te imagino contando de tu a tu y no puedo parar de reir...no se como sera la psicologia etiope....pero la forma de ligar de este tipo es un puntazo....jajajajaakak me parto y sobre todo con la que se fue a topar!!!
ResponderEliminar